Conchita Martínez nací el 16 de abril de 1972 en Monzón (Huesca), una pequeña ciudad aragonesa que está cerquita de Huesca.
También habréis visto a mis padres, Conchita y Cecilio, en algún torneo acompañándome, y soy la hermana pequeña de tres hermanos, Roberto y Fernando, que también jugaban algo al tenis.
También habréis visto a mis padres, Conchita y Cecilio, en algún torneo acompañándome, y soy la hermana pequeña de tres hermanos, Roberto y Fernando, que también jugaban algo al tenis.
Aunque nací en Monzón, sólo vivimos allí hasta los 4 años, después trasladaron a mi padre a Madrid, donde nos mudamos toda la familia otros 4 años y cuando yo tenía 8 regresamos a Monzón, donde nos instalamos en unos apartamentos de la empresa en el barrio de Hidronitro , la Hidro le llamábamos.
Desde la galería de la cocina se podían ver 2 pistas de tenis que pertenecían a la empresa de mi padre y le llamaban el club de tenis Hidronitro y allí vi a la gente pegar raquetazos, incluidos también a mi padre y hermanos y observé hasta que un día me dio por coger la raqueta y decidí pegar yo raquetazos, pobre mi madre, que ya no tuvo un momento de tranquilidad.
Cualquier pared me servía para entretenerme: la de la galería la de la cocina, la del pasillo… así que traía de cabeza a todos porque me enamoré de este deporte que tanto me ha dado.
Cualquier pared me servía para entretenerme: la de la galería la de la cocina, la del pasillo… así que traía de cabeza a todos porque me enamoré de este deporte que tanto me ha dado.
En las pistas había un frontón y pasaba horas y horas frente a él, siempre imaginándome que jugaba partidos, así era feliz y aunque me pasase horas, en cuanto subía a casa no transcurrían ni 15 minutos que ya estaba dándole otra vez en la galería, que seguro que la veo ahora y sería un espacio pequeño, pero a esa edad me parecía perfecta.
Desoía las regañinas de mi madre, ¡que me vas a ensuciar la pared!, ¡cuidado con el cristal! Y allí seguía, raquetazo va, pelotazo viene. No había quien me frenase.
Empecé a jugar a los 9 años y medio, edad que ahora sería tardía, ya que los chavales comienzan a los 4 o 5.
Recuerdo el día que me vio mi primer entrenador, muy responsable de todos mis éxitos deportivos logrados. Estaba sola, jugando contra el frontón, me vio y le comentó a mi padre que “tenía mucha madera” y que me apuntase a la escuela de tenis, que sólo era un día a la semana y él se encargaría de llevarme.
Recuerdo el día que me vio mi primer entrenador, muy responsable de todos mis éxitos deportivos logrados. Estaba sola, jugando contra el frontón, me vio y le comentó a mi padre que “tenía mucha madera” y que me apuntase a la escuela de tenis, que sólo era un día a la semana y él se encargaría de llevarme.
Mi padre aceptó el consejo y ese “único día a la semana” duró poco, ya que rápidamente comencé a tomar clases casi a diario. Y Sanvi, que así le llamábamos, estaba entusiasmado conmigo y encantado con la facilidad que tenía para aprender. Como él trabajaba hasta tarde, había jornadas que jugábamos hasta altas horas de la noche, como hasta las 11 ó 12.
A los pocos meses ya podía jugar con los mayores, con mis hermanos y mi padre y con los otros socios, y poco a poco iba acercándome a los mejores.
A los 10 años jugué el Alevín provincial y alcancé la final y a los 11 fiché por el Club de Tenis Urgel, en Lérida que esta a media hora en coche de Monzón y allí iba cada viernes por la tarde y me quedaba hasta el domingo entrenando en la escuela de tenis con Josep Tutusaus y Eduardo Lopez, donde seguí aprendiendo y jugaba por equipos representando a este club. A los 11 años jugué el Campeonato de España Alevin en Lérida y también llegué a la final. A los 12 años fui contactada por la Real Federación Española de Tenis y me propusieron ir a entrenar a Barcelona y quedarme becada en la residencia Blume en Esplugas, no fue fácil convencer a mi madre, pero yo tenía claro que esto era lo que yo quería hacer y el tenis iba a ser mi vida, me alegró enormemente que mi madre al final me dejase ir y continuar con mi formación.
Estuve tres años en la residencia Blume, dos de ellos entrenando en la Federación con Paco Ferrer, Álvaro Margets o Joan Torne, por nombrar algunos, y el último año fui a entrenar a la academia de Manolo Orantes, en el BonaSport.
Continuó mi rápida progresión, ganando ya campeonatos de España (en la foto, campeona de España absoluta en 1988) y Europa en diferentes categorías y en un torneo se fijó en mí el que seria mi próximo entrenador, Eric Van Harpen.
Eric me propuso ir a entrenar a Suiza en su escuela y así lo hice, donde permanecí un año y medio, una época dura, no sólo porque el régimen de entrenamiento era muy estricto, sino porque además estaba lejísimos de casa y echaba mucho de menos a mi familia y amigos. Allí aprendí alemán y perfeccioné mi inglés.
Revés a una mano

Un día viendo a Sabatini por la televisión, le hice un comentario a Eric, “me encantaría pegar el revés a una mano y me gusta mucho el de Gabriela”. Al día siguiente, durante el entrenamiento, Eric me pidió que pegara unos reveses a una mano, lo hice tan bien, y con tanta felicidad, que a la quinta pelota me dijo “a partir de ahora no vas a pegar un revés más a dos manos”.
Lo cierto es que no era una edad fácil para cambiar totalmente un golpe, ya jugaba campeonatos oficiales y recuerdo que sentía muchas dudas en los partidos, principalmente a la hora de pegar el revés liftado, pero era un golpe tan natural que poco a poco me consiguió hacerme con una gran variedad de efectos, lo que me ha ayudado a alzarme con muchísimas victorias.
Torneos ITF y WTA
Empecé a jugar torneos de ITF 10.000$ y 25.000$ recuerdo que eran durísimos en esa época, ya que tenías que ganar ¡5 partidos para pasar la fase previa! y otros 5 para ganar el torneo, así que acababas cansada. Sobre todo porque no contaba con wildcards que me permitían acceder a los torneos directamente ni ascender fácilmente en el ránking.
Al poco tiempo comencé a disputar torneos WTA con mayor dotación y fue una gran experiencia, ya que poco a poco supe lo que quería decir ser profesional del tenis, continuos viajes y competiciones. Pero poco a poco te abres un sitio en el circuito y haces amistades donde puedes compartir una cena de vez en cuando pero poco más , ya que la competición es dura y hacer amistades no es fácil. Jugar contra compañeras con las que hay afinidad no es nada fácil, pero en la pista hay que ser profesional y hacer tu trabajo que es ganar el partido e intentar que no te afecte nada más.
Selección española

Toda la gente estaba muy volcada con los deportistas españoles, sin distinciones, haciéndonos sentir importantes, pero a la vez muy especiales.
Además de los Juegos de Barcelona, también he participado en los de Atlanta, Sidney y Atenas, consiguiendo medalla en la modalidad de dobles en todos, excepto en Sidney. Olimpiadas todas muy diferentes, pero todas muy especiales para mi memoria deportiva.
He formado parte del equipo de Copa Federación, enlace a la galería de imágenes, durante muchos años, donde logramos numerosos éxitos. Los años 90 fueron muy fructíferos para el tenis femenino español, ya que en 10 años nos alzamos con 5 copas federaciones y jugamos otras 5 finales.
Todos los torneos que he ganado son muy importantes, la sensación mejor que puedes tener como tenista es levantar la copa el domingo, es una satisfacción total como recompensa por el trabajo bien hecho, así que trabajar en domingo era lo mejor que te podía pasar.
Recuerdo mucho mis 4 victorias consecutivas en Roma y el quinto año llegar a la final, no sé si me gusta tanto Roma porque es una ciudad preciosa y llena de encanto o me gusta tanto porque el enorme éxito en mis apariciones como tenista.
Ganar Barcelona, hacerlo también en San Diego donde suelo pasar temporadas, ha sido muy especial. Y no voy a nombrar uno a uno todos los torneos individuales conseguidos, ¡hasta 33!, porque la verdad que todos tienen muchísima importancia para mí, pero no sería justo si no hiciera hincapié en Wimbledon, mi Grand Slam, el mejor momento deportivo de mi carrera.

Además durante mi carrera he disputado la final de otros Grand Slam, como en el Open de Australia de 1998 y en Roland Garros, en el año 2000.
El 15 de abril de 2006, un día antes de mi 34 cumpleaños, anuncié mi retirada del circuito profesional, siendo una de las 7 jugadoras que han disputado más de 1.000 partidos como profesional con un balance de 739 victorias y 297 derrotas.
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