
El Real Zaragoza de Carreras es una pena, penita, pena
Alfonso Hernández
El técnico no dota de ningún sello a un equipo invertebrado que suma su cuarta derrota en casa y pierde el paso de los puestos de ascenso
Lluis Carreras tiene muy buenas intenciones y las explica con pura transparencia. Sabe lo que quiere y lo busca junto a Juliá, su gran valedor. Pero en los cuatro partidos en que ha dirigido al Real Zaragoza, no ha dejado ni una sola muesca de su sello personal. Se diría que ha empeorado el pasado, lo que ya era complicado. El conjunto aragonés, ya con Dongou en el fondo de armario, es un grupo desnortado, melancólico y sin un plan reconocible. Los futbolistas se plantan en el campo como lo indicaba Popovic pero incurren en una ausencia absoluta de ordenación en sus apariciones en escena. Cada uno va a lo suyo, sin un ápice de creatividad en el centro del campo y con un ataque testimonial. Sin personalidda, ni balón ni sitio en el partido, el Mirandés lo zarandeó con sencillez estratégica y un grado muy superior de intensidad competitica: corriendo mucho menos hizo el doble y se llevó los tres puntos sin contestación alguna de la escuadra aragonesa, que suma su caurta derrota en casa y se despega peligrosamente de las posiciones de ascenso.
El entrenador es un recién llegado y la plantilla se está reconstruyendo. Se podría interpretar la derrota como un duro peaje a la espera de un traje competitivo nuevo. No obstante, las impresiones en estas cuatro citas con un solo triunfo frente al pobre Llagostera son de que por mucho que se atiene en los refuerzos, el problema es de fondo, abismal. Carreras nunca ha dicho que viniera con una revolución bajo el brazo, pero su apuesta por alineaciones políticamente correctas le presentan como un técnico muy conservador.
El entrenador es un recién llegado y la plantilla se está reconstruyendo. Se podría interpretar la derrota como un duro peaje a la espera de un traje competitivo nuevo. No obstante, las impresiones en estas cuatro citas con un solo triunfo frente al pobre Llagostera son de que por mucho que se atiene en los refuerzos, el problema es de fondo, abismal. Carreras nunca ha dicho que viniera con una revolución bajo el brazo, pero su apuesta por alineaciones políticamente correctas le presentan como un técnico muy conservador.
No hay comentarios:
Publicar un comentario