Aragon Gana

Día de gloria para Aragón
R. MARTÍ
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Nunca en las 98 ediciones del prestigioso Campeonato de España de campo a través individual y por autonomías se había visto nada igual. Ni en el 2002 en el que Luisa Larraga se llevó de tacada dos oros en Vitoria. Esta vez fueron dos atletas distintos, Toni Abadía en la categoría absoluta y Cristina Espejo en la promesa, los que se llevaron el título más deseado en el calendario nacional. Y pudieron ser tres oros si hubiera competido Carlos Mayo. Pero el corredor del Adidas está lesionado. Tuvo el privilegio de seguir en directo la exhibición de su amigo de entrenamiento.
Fue a falta de poco más de 100 metros para la meta cuando Abadía, que iba en cabeza como un bólido, se paró en seco. El numeroso público congregado en los márgenes del circuito se quedó sorprendido. Abadía levantó el brazo y saludo efusivamente a Carlos Mayo, que estrechó la mano alborozado al doble campeón de España de la modalidad. "Dije que íbamos a correr juntos este campeonato. Él me ha sobremotivado con este día", decía Abadía al llegar a meta. En promesa femenino Cristina Espejo ahuyentó los fantasmas de su cabeza, corrió con el corazón y logró el título que más ansiaba. Tras ser plata hace dos años y bronce el año pasado en Alcobendas, la montisonense se convertía por fin en la reina de España del cross. Junto a los grandes triunfadores de la mañana destacar el quinto lugar júnior de la turolense Érika Torner y el cuarto por equipos de Aragón en esta categoría.
Abadía dominó la carrera de 1.279 metros de longitud de forma insultante. Nadie le pudo hacer sombra al pupilo de José Luis Mareca. El circuito liso y en una mañana casi veraniega le iba como anillo al dedo. Con el paso de las carreras la tierra suelta mezclada con la escasa hierba se endureció y se convirtió en una pista para Abadía. Lamdassem puso en fila india al pelotón y en el kilómetro tres se fueron a por el triunfo el catalán junto a Jaouad Tougane y Abadía. Como el año pasado hicieron Marhoum y Fifa en Alcobendas, Tougane, que no puntuaba en la lucha por las medallas, hizo labor de equipo en favor de Lamdassem. Por detrás el pelotón estaba roto y Aitadi, el segundo aragonés, se retiraba acusando el esfuerzo de una media disputada una semana antes.

EL FINAL Abadía siguió con comodidad la estela de Tougane. No necesitaba más, consciente de su superioridad. A 500 metros de meta se convirtió en un caballo desbocado. Lamdassem sacó la bandera blanca. Abadía daba el hachazo definitivo ante el delirio de sus admiradores, que crecen como la espuma. Así se consagraba como el mejor fondista nacional del momento. "Mis opciones pasaban por tener muy controlado a Lamdassem. No sabía si atacar más en largo o guardarme para el final. Ha sido mejor de lo esperado y lo he podido celebrar antes de llegar a meta", explicaba Abadía tras el triunfo. Tras su renuncia en diciembre al Europeo de cross, brilló más que nunca Abadía. "Este misma noche pensaba si

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