
Agapito Iglesias criticaba el comunicado del club
Zaragoza.- Un director general que lanza un comunicado sin autorización previa y un máximo accionista que lo critica, pero no despide. José María Movilla incendiaba las oficinas de Eduardo Ibarra con sus declaraciones, atacando de manera directa a Jesús García Pitarch. Mientras, la directiva organizaba su particular teatrillo para intentar limpiar la imagen de Agapito Iglesias.
El pasado martes, Movilla aparecía ante los medios de comunicación para despedirse de los zaragocistastras su polémica salida del equipo aragonés. El madrileño aprovechaba para resolver cuentas pendientes de una guerra personal con el director general de la entidad que no tardó en crear reacciones.
Entre otras muchas frases, el exjugador blanquillo aseguraba que “en ningún momento mencioné a Pitarch por Twitter. Si se dio por aludido, es culpa de él”. Asimismo, José María Movilla tachaba a Pitarch de egoísta e ironizaba preguntando “¿qué va a cambiar Pitarch?, ¿el león por su cara?”. Acto seguido, reconocía que tenía dudas sobre si al director general le interesa que el Real Zaragoza regrese a la máxima categoría.
Pero, además, el madrileño mandó recados a algunos de sus excompañeros; al director de Comunicación, Jordi Bruixola; al secretario técnico, Moisés García León; y, especialmente, a Paco Herrera. Sobre el técnico, aseveró que tras el partido ante el Sporting reculó y cambió de opinión para dejar de apoyar a los tres denunciantes.
En una reunión con él, Movilla destacaba que tuvo una conversación elevada de tono en la que le recriminó que “con 60 años hay que tener dignidad”. Después de la despedida del exfutbolista blanquillo, el club publicaba un comunicado para contestar, punto por punto, a los ataques recibidos.

García Pitarch contestaba a Movilla a través de un comunicado
En el texto, Pitarch contraatacaba en una semana clave para los intereses blanquillos, en lo que al tema deportivo se refiere. “La carrera deportiva de Movilla está plagada y llena de conflictos judiciales y desavenencias con entrenadores y sus propios compañeros de profesión”, afirmaba el comunicado del director general.
Además, explicaba que “exclusivamente para afrontar su particular rueda de prensa y ante la falta de rigor que suponen sus declaraciones, este mismo 18 de marzo José María Movilla sacó un abono del Real Zaragoza por el que pagó 95 euros de grada este lateral y en cambio ha recibido del club más de siete millones de euros por su trabajo”.
Pero la guerra no terminó con el comunicado. Menos de 24 horas después, Agapito Iglesias reaparecía públicamente para afirmar, en el Heraldo de Aragón, que la contestación en la web oficial del club fue “sin mi conocimiento ni consentimiento”.
Del mismo modo, añadía que no estaba “de acuerdo en que se comunique nada a través de la página del club para contestar a un grandísimo jugador y mejor persona”. Así, el máximo accionista respondía al director general, pero sin despidos ni dimisiones ¿Separación entre Agapito Iglesias y García Pitarch o nueva estrategia?
Diferente despedida de Paredes
Por su parte, Javier Paredes también se despedía de la afición zaragocista en una rueda de prensa que poco tuvo que ver con la de su excompañero José María Movilla. El excapitán rompía a llorar y admitía que no encuentra razones económicas para su despido, manifestando que estaba dispuesto a recurrir la decisión.
Acompañado de su familia y amigos, el asturiano aseguraba que una vez que se cerró el mercado invernal no se le pasó por la cabeza su salida del club aragonés. De algún modo, Paredes también se dirigía al actual director general del Real Zaragoza para explicar su doloroso adiós.

Víctor Muñoz pide que se hable sólo de fútbol
Así, señalaba que Jesús García Pitarch “no ha sido correcto. Después de siete años en el club, con todo lo que he pasado, no merezco este trato y es realmente lo que duele”. Además, insinuaba un claro ambiente de incertidumbre y desconfianza dentro del vestuario debido a la forma de actuar de la directiva con Movilla, José Mari y el propio Paredes.
“No estarán tranquilos, es lo que se está palpando y generando”, afirmaba el asturiano. Por último, agradecía el trato de la ciudad, pero dejaba un recado para los futuros futbolistas que aterricen en La Romareda. En esta línea, reconocía que “le hablaría maravillas de la ciudad, la gente, institución, compañeros y entrenador…pero habría algo negativo: cuando no sirves, atente”.
Imposible hablar de fútbol
Mientras, Víctor Muñoz exigía a su llegada al banquillo aragonés que se hablase únicamente de fútbol. Nada más lejos de la realidad. A pesar de la petición del entrenador blanquillo, sus dos semanas en la capital del Ebro han estado plagadas de temas extradeportivos.
“Sólo refuerza lo que es propiamente el fútbol, los entrenamientos y el trabajo diario”. Era la afirmación de Víctor Muñoz en la rueda de prensa previa al encuentro que medirá al bloque maño al Deportivo Alavés en Mendizorroza, partido en el que los zaragocistas se juegan más que tres puntos.
Perder supondría mirar de frente a la Segunda División B y el calendario no invita al optimismo. La tremenda racha negativa de resultados y la mala dinámica del equipo aragonés ha cambiado el objetivo de un Real Zaragoza que no sabe ni quién manda. Agapito y Pitarch siguen haciendo de las suyas.
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